sábado, 1 de noviembre de 2008

AC/DC - Black Ice



Ya está.

Se acabó la espera.

Han pasado ocho años desde que AC/DC editaran en marzo del 2000 "Stiff Upper Lip", su última obra de estudio. Desde entonces, para que nos situemos han pasado muchas cosas. Cuando AC/DC editaron su último disco podías comprarte un piso por unos 85.000 Euros en España. En aquel momento nadie sabía quien era Osama Bin Laden y en los aeropuertos no tenías que sacar tu portátil de la bolsa porque nadie tenia portátil salvo los ejecutivos. En aquel momento, Napster no existía y se vendían muchos más millones de discos que ahora. El mundo no había entrado en recesión, en Madrid había la mitad de VIPS que hoy en día y Lars Ulrich aún solía tocar bien la batería. En aquella época nadie sabia nada del porno bareback, ni nadie sabía que coño era Rapidshare, un blog, un Iphone. No se podían comprar temporadas de tus series favoritas y Peter Griffin era un gran desconocido en nuestro país. Nadie sabía que demonios eran los "flaps" de un avión. Los aviones no eran casi gratis. No había AVE entre Madrid y Barcelona. No sabíamos que era la gripe aviar. No existía la amenaza constante del cambio climático.

Pese a todo, AC/DC permanecen inmutables. Perfectamente podría haber caído un meteorito gigantesco en el Atlántico provocando tsunamis por doquier en todo el mundo. Y aun bajo el agua, AC/DC serían capaces de seguir sonando exactamente igual que siempre. Por eso, en tan solo una semana, "Black Ice" se ha encaramado al número uno en veintinueve países, incluido España. Creo que no hay nada más histórico que el hecho de que un nuevo disco de AC/DC debute en el número uno en España y se gane la certificación instantánea de disco de oro por más de cuarenta mil copias vendidas en el país. A fin de cuentas, por mucho que todo el mundo se pase el rato refunfuñando, lo que a todos nos mola es que AC/DC sigan sonando exactamente igual que hace treinta años, sin un solo ápice de cambio. Es por el mismo motivo por el que volvemos con ex –parejas casi sin darnos cuenta. El ser humano quiere que todo permanezca de la misma manera perpetuamente para no tener que pasar el trauma de acostumbrarse a algo nuevo. En comparación con los fans de Metallica, los seguidores de AC/DC tienen la autoestima más alta y menos alopecia. Porque AC/DC es una banda de la que te puedes fiar siempre. Antes de que saquen el disco, ya sabes como va a sonar. Y esta vez, como todas las anteriores, no han defraudado.

"Black Ice" es un disco a medio camino entre "Back In Black", "For Those About To Rock", el relleno de "Fly On The Wall" y el toque blues de "Stiff Upper Lip". Se merienda soberanamente a "Ballbreaker" y no se puede comparar con "The Razor’s Edge", puesto que sónicamente son muy distintos. Se suele abusar de la comparación con "Back In Black" –todos los críticos lo comparan por decir algo- pero "Black Ice" no tiene demasiado en común excepto que la formación se mantiene y que la expectación levantada por los fans es similar a la que debió haber cuando se editó el disco de 1980. La cosa anda entre "For Those About To Rock" y "Stiff Upper Lip", ciertamente. Brendan O’Brien, que ha producido el disco, ha conseguido recuperar el brillo de las producciones de Mutt Lange a principios de los 80 sin hipotecar la autenticidad de la banda. Aquí no hay ni rastro del brillo artificial de "Who Made Who", "Blow Up Your Video" o incluso del toque mágico de Bruce Fairbairn en "The Razor’s Edge". Pero el disco tampoco es tan crudo como "Stiff Upper Lip". Se ha prestado mucha atención a los coros y a las melodías, generando un surtido de temas memorables y otra colección de prescindibles, como siempre suele pasar con los discos de AC/DC. No obstante, en la recién iniciada gira del disco, la banda toca cinco canciones del álbum. Eso demuestra que confían en él. No creo que haga falta recordar que en los shows de la anterior gira solo sonaba "Stiff Upper Lip" y el día que había suerte "Safe In New York City".

El disco, del que se rumoreó que podía ser doble, arranca con el single ya por todos conocido: "Rock 'N' Roll Train". No es el mejor tema de la historia de AC/DC pero si que es el más consecuente con el estilo tradicional de la banda. De haber editado cualquier otro single, los fans habrían fruncido el ceño repetidas veces. Rock sacudecabezas, coros simplones, Brian Johnson en plena forma y Phil Rudd sin salir de su 4/4 a piñón fijo. Justo lo necesario para advertirle a todo el mundo que nada ha cambiado, que AC/DC son los mismos de siempre.

"Skies On Fire" recuerda mucho a la época de "For Those About To Rock", especialmente a temas como "Let’s Get It Up", "C.O.D" o "Put The Finger on You", aunque pasa algo desapercibido por su tono de medio tiempo. "Big Jack" es uno de los primeros clásicos instantáneos del disco, con genial estribillo y letras de lo más soso que uno se pueda echar a la cara. Pero… ¿no es eso lo que le pedimos a la banda? Aquí nadie quiere escuchar hablar de muros imaginarios, del séptimo hijo del séptimo hijo, de Nostradamus, ni de si el cosmos es rockero. El tema, de hecho, ya ha entrado en el set de directo de la banda. No obstante, la mayor sorpresa del disco es "Anything Goes", un tema casi pop –para AC/DC, claro- que recuerda a "You Shook Me All Night Long" en lo positivo y desenfadado. Se echaba mucho de menos, pero Angus Young ha recuperado su costumbre de pellizcar las cuerdas de su guitarra, truco que tantos memorables pasajes de canciones nos dio en el pasado. Lo que si me parece altamente sospechoso es que Brian Johnson haya alcanzado naturalmente según que tonos en este tema. Para alguien que en el año 2003 estaba en las últimas vocalmente el asunto es cuanto menos, discutible. Pero vamos, que por un corrígeme allá ese pitch tampoco pasa nada.

Después del shock y euforia inicial, el disco se va asentando y nos va cayendo una de cal y otra de arena. "War Machine" es un tema malicioso, en la onda de "Hail Caesar", por poner un ejemplo reciente. No obstante es resultón y también acabará siendo uno de los favoritos del disco. El bluesy "Smash 'N' Grab" es relleno puro, y recuerda nuevamente a la era de "For Those". Por otra parte, “Spoilin’ For a Fight” es un nuevo cañonazo, con un pegadizo fraseo de guitarra de Angus y una feroz rítmica de Malcolm, el héroe en la sombra habitual. En la onda "Stiff Upper Lip" encontramos "Wheels", otro tema que podría haber terminado formando parte de los shows en directo de la banda. Es un clásico boogie peleón marca de la casa, con estribillo memorable y ritmo metronómicamente perfecto por parte de Phil.

Una de las cosas que más sorprenden llegados a esta altura del disco es la dificultad para encontrar un buen solo de guitarra en los temas. Solo "Big Jack", "Rock 'N' Roll Train" o "Spoilin' For A Fight" cuentan con solos en el sentido clásico de la palabra. Otros como "Anything Goes" o "War Machine" prácticamente obvian el asunto. Y no, no es considerable como "solo" lo de "Anything Goes". Es difícil encontrar algo como lo que podíamos escuchar en "Whole Lotta Rosie", "Shot Down In Flames" o "Back In Black". También es cierto que a medida que van pasando los años, el siempre limitado Angus Young pierde más enteros como guitarrista. No se puede ser eternamente el tipo que hacía versiones de diecisiete minutos de "Let There Be Rock", como en el video de Donington y siempre con solos perfectos. En el DVD de la gira "Stiff Upper Lip" se puede ver como a Angus se le escapan muchos fallos de digitación a lo largo del show, algo que es indiscutible. No obstante, Angus siempre ha destacado por su fuerza interpretando más que por su técnica y destreza. Cuando Angus entra en fase "destroyer", sientate y escúchalo. Si puedes quedarte sentado.

Dos de los mejores temas "bluesies" de AC/DC son "Decibel" –en la onda de "Boogie Man"- y "Stormy May Day", donde Angus encara la canción con un slide, demostrando que AC/DC –a veces- innovan un poco. Vuelta al rock más potente con "She Likes Rock 'N' Roll", que no será un clásico, pero tiene ese toque a lo "Love Hungry Man", con un leve arpegiado de Cliff Williams al bajo que llama la atención. Como siempre, la letra es de primaria pero en AC/DC está permitido.

En la fase final del disco nos encontramos con "Money Made" – repetitiva y poco atractiva-, "Rock 'N' Roll Dream" –donde Brian es el protagonista con sus melodías vocales- y la prescindible "Rocking All The Way", que parece material sobrante de "Stiff Upper Lip". Para cerrar el disco, tenemos el tema título, nuevamente de riff maquiavélico y cargado de maldad. No es el tema que mejor define el disco, pero es un buen cierre. Nada espectacular.

En líneas generales han hecho lo que se esperaba de ellos y un poco más. Sobran canciones –este disco con diez temas habría sido un discazo, pero eso es un tópico- y se trata de un disco que va creciendo poco a poco. Después de ocho años de expectación, uno imagina que el nuevo disco de AC/DC va a ser como un grandes éxitos a base de temas nuevos, es decir, diez canciones que serán totalmente equiparables a sus diez mejores clásicos. Lo que nadie se para a pensar es que si "Back In Black", "Thunderstruck" o "Highway To Hell" significan algo para nosotros es porque han tenido veinte años para hacerse un hueco en nuestra colección musical. Veamos que opinión merece éste disco dentro de diez o quince años y no nos dejemos llevar por las primeras impresiones que tanto despistan.

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